El intrascendente duelo ante el Ajax de Ámsterdam en el que el Real Madrid cerró la fase de grupos de la Champions sirvió para acreditar que a Mourinho esto de las jerarquías en el fútbol le importa.
En el minuto 71, Kaká, que había lucido hasta entonces el brazalete de capitán, dejaba su lugar en el campo al prometedor José Rodríguez. Al abandonar el terreno de juego, el brasileño entregó el distintivo a Adán, portero canterano que esta noche ocupaba el puesto de Casillas. Pero le duró poco al chaval la alegría de ser el capitán de todo un Real Madrid en el Santiago Bernabéu. Visiblemente molesto con la decisión, Mourinho salió del banquillo negando ostensiblemente con el dedo. Que no, que Adán no podía ser el capitán, estaba diciendo el técnico.
Así, el guardameta, que no había estado muy afortunado en la salida en la que encajó el gol del Ajax, se llevó un segundo disgusto. Tuvo que ceder el brazalete a Pepe.
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