Así quedó el cuerpo de Johnny Hoogerland (Vacansoleil) después de que un coche de la televisión francesa arrolllara a Flecha, y éste a su vez se llevara por delante al holandés hacia la cuneta, flanqueada por una valla de espino, de ésas que cierran el paso al ganado. Duele hasta imaginarlo. Hoogerland se rajó los gemelos de las dos piernas. Sangraba a borbotones. Al llegar a la meta, tarde, cabreados y molidos, el Tour les llamó al podio para consolarles con el premio de la combatividad. Flecha se negó a ir. Palabras malsonantes. Hoogerland, casi cojo, sí fue para allá. Cogió las flores llorando, y dijo: «Nunca lo había pasado tan mal. Me alegro de seguir vivo». El coche fue expulsado de la ronda.
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