Hace unos días un voluntario de Cruz Roja me contaba el protocolo de actuación cuando llegan a un accidente. A la persona que grita es a la última que atienden. Saben por experiencia que la gravedad está en aquellas personas que no gritan. De antemano, me decía, el que grita tiene al menos las vías respiratorias libres. ¿Diréis que a cuento de qué viene este comentario? Lo digo por la diferencia entre la sobreactuación ayer de Jordi Alba en el encuentro ante el Real Madrid y la jugada del vídeo que protagoniza un futbolista búlgaro. El jugador del F.C. Barcelona se quejaba como si estuviera próximo a la muerte. Realmente nada le pasaba. Sin embargo, el futbolista del vídeo permanece inmóvil tras la violenta entrada. No era para menos, había perdido 5 dientes.
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