Este entrenador pensaba que estaba ante un partido de balonmano y decidió hacer un cambio típico de tal deporte. Dar entrada al campo a un especialista para una jugada concreta. Pero el fútbol es fútbol y no atiende a razones. El portero para-penaltis entró dos minutos antes del presumible comienzo de la tanda desde los once metros, tiempo más que suficiente para que fuera batido de la forma más cruel. El tanto, por supuesto, desbarató la apuesta de su aventajado míster.
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